Estas tierras además de su aridez cuentan con la excepcional característica de ser las más jóvenes de España, producto de la erupción del vecino volcán de Teneguía en 1971. Las vides las encontramos protegidas por largos muros de piedra seca, denominadas “cadenas”, que las resguardan del embate casi constante de los vientos alísios. Cada hilera de viña tiene su pequeña muralla defensiva, testimonio de la ardua tarea de los viticultores fuencalenteros para convertir estas escorias volcánicas en tierras productivas.
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